Aún quedan algunas cosas tuyas: tu espejo; las suculentas que nos regaló tu abuela (esas que tienen el cintillo rojo con la moneda china, para la suerte); los libros que recibiste sin pensar dónde irían y que, por supuesto, terminarían arrumados junto a los míos; a veces, tu risa.
La vista de los edificios frente al cuarto está distinta. Siento que hay más ventanas en la fachada, o quizá haya más gente en los balcones. Ya empieza a hacer calor: la gente se pavonea frente a los demás e invita a los nuevos conocidos a sus diminutas terrazas, llenas de humo y color. Aquí apenas tengo espacio para mis plantas, un balde, una mesita y tus suculentas. Manuel me dijo que no podía haber más de dos personas aquí, que por ley y protocolo de seguridad no se permitía, pero no entiendo qué hay de diferente entre este edificio y los del frente. Ahora, supongo que ya no tendré problema con el aforo.

Andrea Crigna
@ukis_crigna
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