
Por: Aurora Hernández
Las madres, enormes figuras insustituibles de amor, sacrificio y guía, merecen ser celebradas cada día. Y por supuesto; el Día de la Madre.
A continuación, te presentamos una selección de poemas cortos para mamá, algunos muy conocidos, de autores célebres que reflejan todo el cariño que sentimos hacia nuestras madres. Y estos autores, hacia las suyas.
Poema 1: «Dulzura» de Gabriela Mistral
Gabriela Mistral, poetisa chilena y Premio Nobel de Literatura, captura en este poema la ternura y el amor incondicional entre madre e hijo:
Madrecita mía,
madrecita tierna,
déjame decirte
dulzuras extremas.Es tuyo mi cuerpo
que juntaste en ramo;
deja revolverlo
sobre tu regazo.Juega tú a ser hoja
y yo a ser rocío:
y en tus brazos locos
tenme suspendido.Madrecita mía,
todito mi mundo
déjame decirte
los cariños sumos.
Poema 2: «Madre mía» de Rafael Escobar Roe
“Madre mía” refleja la luz que una madre representa en la vida de un hijo, tanto en los momentos de oscuridad como en los de luz:
Cuando los ojos a la vida abría,
al comenzar mi terrenal carrera,
la hermosa luz que vi por vez primera
fue la luz de tus ojos, ¡madre mía!Y hoy que, siguiendo mi escarpada vía,
espesas sombras hallo por doquiera,
la luz de tu mirada placentera
ilumina mi senda todavía.Mírame, ¡oh madre!, en la postrera hora
cuando a las sombras de mi noche oscura
avance ya con vacilante paso.Quiero que el sol que iluminó mi aurora
sea el mismo sol que con su lumbre pura
desvanezca las brumas de mi ocaso.
Poema 3: «Madre, llévame a la cama» de Miguel de Unamuno
Miguel de Unamuno refleja la ternura de la infancia y el consuelo que solo una madre puede brindar:
Madre, llévame a la cama,
que no me tengo de pie.Ven hijo, Dios te bendiga
y no te dejes caer.No te vayas de mi lado,
cántame el cantar aquél.
Me lo cantaba mi madre;
de mocita lo olvidé,
cuando te apreté a mis pechos
contigo lo recordé.¿Qué dice el cantar, mi madre,
qué dice el cantar aquél?No dice, hijo mío, reza
reza palabras de miel;
reza palabras de ensueño
que nada dicen sin él.¿Estás aquí, madre mía?
Porque no te logro ver…Estoy aquí, con tu sueño;
duerme, hijo mío, con fe.
Poema 4: «A mi madre» de Rubén Darío
Rubén Darío, uno de los máximos exponentes del modernismo, dedica este poema lleno de amor y veneración a su madre:
Soñé que me hallaba un día
en lo profundo del mar:
sobre el coral que allí había
y las perlas, relucía
una tumba singular.
Acerquéme cauteloso
a aquel lugar del dolor
y leí: «Yace en reposo
aquel amor no dichoso
pero inmenso, santo amor».La mano en la tumba umbría
tuve y perdí la razón.
Al despertar yo tenía
la mano trémula y fría
puesta sobre el corazón.
Poema 5: «Mamá: cuando sea grande» de Álvaro Yunque
Este poema expresa el amor idealizado de un hijo hacia su madre, donde se plasma su deseo de darle lo mejor cuando sea mayor:
Mamá: cuando sea grande
voy a hacer una escalera
tan alta que llegue al cielo
para ir a coger estrellas.Me llenaré los bolsillos
de estrellas y de cometas,
y bajaré a repartirlos
a los chicos de la escuela.Para ti voy a traerte,
mamita, la luna llena,
para que alumbre la casa
sin gastar en luz eléctrica.
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Poema 6: «Ven para acá» de Olegario Víctor Andrade
Andrade refleja la sabiduría y el consuelo de una madre, que siempre sabe cómo calmar las penas de sus hijos con su amor incondicional:
Ven para acá, me dijo dulcemente
mi madre cierto día,
(aún me parece que escucho en el ambiente
de su voz la celeste melodía).Ven y dime qué causas tan extrañas
te arrancan esa lágrima, hijo mío,
que cuelga de tus trémulas pestañas
como gota cuajada de rocío.Tú tienes una pena y me la ocultas:
¿no sabes que la madre más sencilla
sabe leer en el alma de sus hijos
como tú en la cartilla?¿Quieres que te adivine lo que sientes?
Ven para acá, pilluelo,
que con un par de besos en la frente
disiparé las nubes de tu cielo.Yo prorrumpí a llorar. Nada, le dije,
las causa de mis lágrimas ignoro;
pero de vez en cuando se me oprime
el corazón, y ¡lloro!…Ella inclinó la frente pensativa,
se turbó su pupila,
y enjugando sus ojos y los míos,
me dijo más tranquila:Llama siempre a tu madre cuando sufras
que vendrá muerta o viva:
si está en el mundo a compartir tus penas,
y si no, a consolarte desde arriba.Y lo hago así cuando la suerte ruda
como hoy perturba de mi hogar la calma,
invoco el nombre de mi madre amada,
¡y entonces siento que se ensancha mi alma!
Poema 7: «Renacimiento» de Antonio Machado
Este poema de Antonio Machado nos invita a reflexionar sobre el regreso a la infancia, ese momento en que nuestra madre nos guía con su amor incondicional. A través de la imagen de la «mano buena» que nos lleva, el autor revive la sensación de seguridad y paz que solo la madre puede brindar:
Galerías del alma… ¡El alma niña!
Su clara luz risueña;
y la pequeña historia,
y la alegría de la vida nueva…¡Ah, volver a nacer, y andar camino,
ya recobrada la perdida senda!Y volver a sentir en nuestra mano
aquel latido de la mano buena
de nuestra madre… Y caminar en sueños
por amor de la mano que nos lleva.
Poema 8: «Los versos para mi madre» de Julio Jaramillo
En este poema se expresa la belleza de la madre, su alma dulce y llena de sacrificio. Es un canto a la pureza y dedicación de la madre, a su amor inmenso:
Cuando tras larga ausencia regreso
ella me espera,
me abraza como a un niño,
me besa con pasión.Mi madre es pequeñita
igual que una violeta,
lo dulce está en su alma,
el llanto en el adiós.Es dueña de mis sueños,
aunque no soy poeta,
los versos a mi madre
me los inspira Dios.Que linda que es mi madre
que suerte es tenerla y
que dichoso al verla
feliz en el hogar.Radiante de alegría
al lado de sus hijos
cuidando sus nietitos
que santa que es mi madre,
Bendícela, si, bendícela Señor.Mi madre es una rosa
de pétalos ajados
que guarda su perfume
muy junto al corazón.Viviendo nuestra angustia
no se lo que ha llorado
por eso al mencionarla
me embarga de emoción.Mi madre es como un cromo
de mágica paleta
canción dolor ternura
de todo hay en su voz.Es dueña de mis sueños,
aunque no soy poeta,
los versos a mi madre
me los inspira Dios.Que linda que es mi madre
que suerte es tenerla y
que dichoso al verla
feliz en el hogar.
Poema 9: «Poema LXV de Trilce» de César Vallejo
César Vallejo, en este poema, expresa la relación profunda y casi mística con su madre, fuente de su vida, de su ser, y su consuelo:
Madre, me voy mañana a Santiago,
a mojarme en tu bendición y en tu llanto.
Acomodando estoy mis desengaños y el rosado
de llaga de mis falsos trajines.Me esperará tu arco de asombro,
las tonsuradas columnas de tus ansias
que se acaban la vida. Me esperará el patio,
el corredor de abajo con sus tondos y repulgos
de fiesta. Me esperará mi sillón ayo,
aquel buen quijarudo trasto de dinástico
cuero, que para no más rezongando a las nalgas
tataranietas, de correa a correhuela.Estoy cribando mis cariños más puros.
Estoy ejeando ¿no oyes jadear la sonda?
¿no oyes tascar dianas?
estoy plasmando tu fórmula de amor
para todos los huecos de este suelo.
Oh si se dispusieran los tácitos volantes
para todas las cintas más distantes,
para todas las citas más distintas.Así, muerta inmortal. Así.
Bajo los dobles arcos de tu sangre, por donde
hay que pasar tan de puntillas, que hasta mi padre
para ir por allí,
humildóse hasta menos de la mitad del hombre,
hasta ser el primer pequeño que tuviste.Así, muerta inmortal.
Entre la columnata de tus huesos
que no puede caer ni a lloros,
y a cuyo lado ni el destino pudo entrometer
ni un solo dedo suyo.Así, muerta inmortal.
Así.
Poema 10: «Se desprendió mi sangre» de Concha Méndez
Concha Méndez, expresa el sacrificio materno y el amor que no termina, incluso cuando la madre ya no está presente:
Se desprendió mi sangre para
formar tu cuerpo.
Se repartió mi alma para formar
tu alma.
y fueron nueve lunas y fue toda
una angustia
de días sin reposo y noches
desveladas.Y fue en la hora de verte que te
perdí sin verte.
¿De qué color tus ojos, tu cabello,
tu sombra?
Mi corazón que es cuna que en
secreto te guarda,
porque sabe que fuiste y te llevó
en la vida,
te seguirá meciendo hasta el fin
de mis horas.
Por más que intentemos poner en palabras lo que una madre representa, siempre nos quedamos cortos.
El amor materno es tan vasto y profundo que, por más que se exprese en versos, nunca lograremos capturar toda su magnitud. Sin embargo, cada uno de estos versos es un inocente intento de rendir homenaje a quien nos da todo sin pedir a cambio.
En la tierra y en el cielo.


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