Qué tendrá esa flor habituada a la caricia ligera
que por colorida y sincera,
soporta la pronta y severa pelea
dispuesta a lomos del ruido animal.
Qué dirá a todo esto su tallo,
trepado por finas raíces de estrella;
reserva la hiedra perdida en la arena,
anclada al rostro que aguanta el pilar.
Qué dicen a esto sus cortas recetas
ficticias y nuevas en la primavera;
ahuecan sus alas fervientes macetas,
llenas de jugo se vuelven de sal.

Miguel López
@miguelopar
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