Ya no sé qué voz
tengo que sanar;
usaba el odio, la quimera y la grima;
hoy vengo con un traje nuevo,
me doblo con el viento de febrero y su calima
y me viene un silencio,
castigo de mis días,
una amenaza dormida,
pero yo sé qué voz tengo
y dónde la guardo.

Elisenda Romano
@elisenda.romano
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