Sin patria

¿A dónde vuelves,
cuando el punto de partida
ya no sabe de retornos
y cuelga el cartel:
“Solo salidas”?

Si lo que conocías
se ha vuelto extraño;
ni tú misma te reconoces
ni los ojos de los otros,
ni el reflejo de los charcos
ni en las viejas fotografías.

Si la casa, antaño refugio,
se ha resquebrajado,
y del tejado
gotean recuerdos agridulces…

Las paredes, que antes abrazaban,
ahora se sienten angostas,
y las calles, que antes recorrías
con la certeza del paso,
son laberintos sin rumbo,
llenas de rostros desfigurados.

No soy de aquí,
ni de allá,
y me pregunto:
¿existirá algún lugar
donde ser?

A veces, desearía
echar raíces,
pertenecer a algo
y a alguien,
y llamar hogar
a un rincón del mundo.

En otras ocasiones,
solo quiero desvanecerme,
ser aire entre la niebla:
liviana, fugaz, misteriosa,
polvo disperso
que, tras recorrer todos los confines,
se disuelve en la faz de la tierra,
sin tumba ni flores.