La vida salta en un vientre,
nerviosa, espasmódica,
y mis manos, inmensas y torpes,
apenas pueden captar tus nervios
por el encuentro futuro,
por el contacto prometido entre nuestras pieles.
Te sueño de espaldas,
girando y buscando mis ojos
mientras te confundo con tu madre
que paciente te espera
y acuna sin descanso.
Despacio creces,
cambiando el cuerpo materno,
ocultando el rostro en pantallas y teléfonos,
mostrando tu fuerza con giros y dobleces,
intuyendo quizás el encuentro aplazado al otoño.
Te imagino,
observando a tu madre,
jugando contigo,
remirando el pasado,
leyendo los libros que editan tus pasos.
Estoy esperando a tus ojos
para que este octubre me miren adentro.

Juan Carlos Ruiz Redondo
@jcruizredondo
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