
Juan era un tipo jovial, con muchos amigos. Un día después de ir haciéndose invisible poco a poco se desintegró. Todo sucedió cuando empezó a encontrar a sus amigos de espaldas con la cabeza gacha enganchada al ordenador.
Por la calle tampoco podía hablar con ellos, pues preferían hablar y cantar solos, con un cable casi invisible metido en sus orejas. En el autobús sus compañeros de trabajo, les había cogido la enfermedad del dedo saltarín y no querían dejar la tecla del móvil sin presionar un instante.
Tal vez tú estabas jugando en la Play Station y no fijaste cuando ese día detrás de ti Juan desapareció para siempre.
Por: Jordi Cabré Carbó (España)
jordicabre-33.blogspot.com.es
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