Con el tiempo contra viento,
se vuelve algo adicto el silencio
de aquellas palabras que ya se fueron.
Así se desgasta el alma,
drenando la importancia
de los besos y él te quiero escrito en carta .
Mientras el vacío crece dentro la cama,
donde nuestros cuerpos dejan gotas de rabia,
de la dulce melancolía del saber,
que nada fue y más nada queda por haber.
Así se desgasta el alma,
sofocada por la incertidumbre
de la paciencia adulterada.
Nos entregamos por despecho,
en momentos de deseo,
destruyendo lo incierto .
Así se desgasta el alma,
agonizando por el apego
de aquello que cree ser amor verdadero.
Y al final hundimos en cada beso,
las ganas de querer aquello
que ahora tiene precio.
Una pasión con desolación
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