
Sin rumbo, vacío de todo,
voy dando tumbos hacia el abismo,
asomado a la sutil locura
de un camino sin destino,
una senda sin mis huellas,
un pasado que atormenta
y un presente gris y abstraído.
Yermo de llanto y alma,
con la esquiva y marchita suerte,
que siembra lamentos inertes,
inoportunos suspiros de muerte,
en la impotencia absoluta,
de caminar sin descanso,
repleto de llagas y cicatrices,
hacia un amanecer incierto,
y un mañana repleto de dudas.



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