Los vientos calinosos zarandean
a las palmas en el sol sofocante,
del verano eterno y amante,
que pinta todos los días brillantes.
La felicidad de los morenos cautivantes
viéndose flotando en los barcos cobaltos,
van conquistando los corazones fugaces,
con el frenesí de sus redes audaces.
Mientras el olor salino y picante
con un toque de ron inquietante,
destila los cuerpos y las almas,
que van bailando al son de la güira resonante.
Y así las aves encendidas en color
desplazando su andar,
lucen su magia universal,
en aquel cielo azul celestial.
Ay, esa imagen es maravillosa. Con ese deleite visual, el disfrute de tu poesía es perfecto.
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