Destroza mis duelos.
Repara mi espejo.
Besa esta mano
alimentando mis monstruos.
Estela que alumbras mis pasos,
ven,
prende fuego a este océano.
Hazme arder
una y otra vez
tras tu piel.
Y resurgir;
regenerar
las pavesas que aún quedan
de esta humanidad.
Destruye lo indestructible.
Altera lo inalterable.
Sana este yo tan hiriente.
Mi vida doliente.
Mézclala con mis pedazos manchados
de niña y adolescente.
Con esta altura de mujer
que no sabe quién es;
Quiebra mis ciento setenta y cuatro centímetros
de baja autoestima.
Y dudas constantes.
Amar vencedor,
aguardando paciente mis años.
Pinta de verde
los olivos de este olvido.
Unge en mi aceite
tus más oscuros delirios.
Lame el deseo
del pecar de mi vientre
con cientos de besos
que abrasen mi sexo.
Pon precio
a la luz de esta herida;
pagaré con caricias
el calor que te adeudo.
Y moldea para mí un universo
que no gravite alrededor
del sol de mi herrumbre.
Sigue con descaro
mis huellas exhaustas
danzando ágilmente
infantes cristales.
Acosa mi mente
con tus ideas y aristas.
Sé ese artista
que colme mi mundo
de ojalás y aromas valientes.
Venga,
hazme dar cuenta
que ya soy una y plena,
sola y por mí misma.
Y ofrécete tiernamente
a abrazar nuestras yemas
y exhalar nuestras penas.
Respírame todos los miedos.
Esculpe con ellos
una montaña de humo
donde al fin se evapore
todo eso que fuimos.
Lee entre mis líneas
lo que no sé decirte.
Agárrate junto a mí
al esplendor de estas gemas.
Y corónate rey
ante esta republicana insurrecta
que te ofrece un imperio,
oxidado y dañado,
erigido hace siglos
en las ruinas
lejanas de Esparta.
©Registrado en Safe Creative Código #1608232137830
Por: María Eugenia Hernández Grande (España)
maruspleen.wordpress.com
Únete a nuestras redes:




Replica a Esparta (Maruspleen) – larubricadelcubo Cancelar la respuesta