La crónica de la chica maleta
comienza con ella cansada de escribirle a la tristeza,
de enfrentarse a la soledad del folio en blanco.
La mañana del día 6 decidió escribirle al futuro,
a lo que sería si no fuese.
«He merecido todo el dolor que he sentido,
he derramado las lágrimas necesarias
para regar el planeta.
He contemplado espaldas abandonarme
ignorarme,
despreciarme.
Y he sentido, todo lo que debía haber sentido.
He mencionado los tabús de quienes quería
y han derrochado su tiempo
en comprenderme.
He contemplado los peores amaneceres
y los atardeceres más tristes
cogidos de mi único sostén
como es el creciente
deseo
de superación.
Me he retorcido bajo las sábanas
bajo la lluvia
bajo el abismo
del dolor causado por alguien querido.
Y he sentido la presión en el pecho,
esa que pensamos
nunca desaparecerá.
Pero lo ha hecho,
y me he visto surcando los ríos más estrepitosos
escalando las montañas más puntiagudas
las orillas más rocosas».
Y si ha vivido lo merecido,
recuerda que el sentimiento es neutro
cuando comprendes
que para algo vivimos
y que por algo morimos.
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