No sé si vivo por el sol o el sol vive para quemarme. Lo cierto es que nunca me deja entrar en tristeza, ni mucho menos cabalgar en melancolía.
Viviremos para verlo salir cada mañana, en cada tarde y noche sentirlo ir. Y hacernos necesitar la luz que nos permita seguir un día más, oxigenándonos.
¿Nunca lo habéis pensado?
El sol es quien habita en silencio en cada una de nuestras vidas. Quien nos la da, quien nos nutre. Y ¿qué hacemos nosotros?
Contaminar cada rayo que toca la tierra.
No sé si llegaremos a verlo, ojalá nunca suceda. Una vida sin luz natural debe ser más dura que vivir sin extremidades, sin corazón, incluso.
Por si acaso, lo abrazaré mientras exista para conseguir redención.