Esto es una historia de amor,
un amor único e inefable.
Una historia de dependencia.
Dependientes libres de causa
y cogidos de la mano en el penúltimo baile.
Independientes de un nombre que nos amarre,
una etiqueta que nos defina
y de una sonrisa que nos delate.
Como todo, al principio,
queremos conocerlo todo de ella.
Conocer la sorpresa, la risa,
su piel tersa, la primavera,
y su posterior periodo de estío.
Con el tiempo y su experiencia,
dio paso a la presencia de la confianza
y sus nuevas sugerencias…
Empezamos metiéndonos mano en cada esquina
yendo con prisa y desenfreno.
Con el deseo de conocer los límites de nuestros cuerpos,
una buena razón de peso.
Kamikazes sin control
viviendo al día
y aún con el riesgo, de ser la última despedida,
no dejamos de revolucionar el corazón.
En ciertas situaciones,
me puso un nudo en la garganta,
del que pude deshacerme.
Me dio baños de agua fría
y en plena avenida,
conocí el tacto frío de la lluvia
y cómo bailar a solas con ella.
Mi amor se llama Vida,
y llevo enamorado de ella desde el primer día.
Por: Leer entre curvas (España)
instagram.com/leerentrecurvas
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