He querido apagar en las miradas
más profundas de un alma traicionera
los besos que no me diste,
deshojar las margaritas
para que dijesen sí,
pintar de azul las mañanas.
He querido creer en los silencios
que hablaban más que un día las palabras,
buscar respuestas en los océanos
donde más dudas vagaban.
Y ya no quiero despojos
ni restos de aquella nada,
no quiero pagar las deudas
en la barra de este alma,
ni ensangrentar más mis labios
con los besos que me matan,
ni inventar alegres cuentos
por creer en esperanzas…
Si un día moriste
de desconsuelo, desengaño y desencanto…
no renacerás como si nada,
abriga al fantasma iluso
que quiere vengar tu calma,
mas no lo dejes más solo
que envenena tus entrañas.
Por: Lidia Villalobos (España)
laciudaddelasnubes.com
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