Tememos el rechazo de hasta las personas que ni conocemos. Es el instinto animal, aún nos quema por dentro. Tememos que nos desprecien y así no conseguir espacio, tiempo, hueco en los corazones de quienes nos gustaría conquistar.
Conquistar.
Como si fuésemos aquellas tierras del Nuevo Mundo viviendo en libertad y siendo invadidas por blancos ahora europeos.
Conquistar.
Como si fuesen propiedad nuestra, como si fuesen la propiedad de nuestro tiempo y nuestras ganas.
Las masacres más insólitas han sido dadas por la falta de hueco en corazones con el poder de remodelar la realidad. El poder de destruir y asamblar a su antojo.
Las masacres más inhumanas han sido dadas por el propio humano, ser de avaricia y derroche de soberbia.




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