Rutina, hastío, gris condena;
laberinto sin atajos, sin salida;
encerrados sin encontrar una pista,
con tanta desolación, tanta pena.
Antes castillos, ahora cadenas;
silencio cómplice sin risa.
Antes pareja, ahora ni amiga;
nos reconocemos como sombras, apenas.
Antes sorpresa, encontronazo, ilusión;
ganas de comerse el mundo,
de quemar a encuentros el colchón.
Ahora, cambio de rumbo;
la rutina se come al amor:
de nuestro incendio, solo humo.



Replica a rimasflotantes Cancelar la respuesta