Yo que vi luz en tus ojos,
como ve luz la mañana,
y en tus palabras sentía
que el viento me susurraba;
yo que llegué al mismo cielo
de lo prohibido del alma,
apagué la luz y olvidé el susurro…
pero no hubo calma,
llora ahora mi alma por llevarla al cielo
y después bajarla.
Por: Lidia Villalobos (España)
laciudaddelasnubes.com
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