¡Cariño!
Te llamo cariño y no sé
si es suficiente,
si te hiere al oírme,
si te molesta en la calle.
¡Cariño!
es tan fácil llamarte,
sentir tu mirada,
referirme a ti,
sin querer o queriendo,
no sé ya bien lo que digo.
Y en la casa, por el pasillo,
te llamo cariño y miras,
y respondes un te quiero,
un suspiro en el aire,
que se da por perdido.
¡Cariño!
otra vez te lo digo,
y me besas y me quedo
con tus labios, con tu beso
y me pones un dedo en la boca,
y me callas, y al oído,
susurrando me dices:
¡Cariño!, vida mía,
eres todo mi cariño.



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