Escribí los versos más triste jamás escritos,
bajo la ácida lluvia de Madrid,
en aquella terraza perdida,
en un barrio de colores.
Y recordé reflejos borrosos de nosotros.
Migas de donuts en Fuencarral.
Restos de cachimbas por Huertas.
Cóckteles a medio beber en Génova.
Abrazos muertos por Chamberí.
Promesas imposibles.
Ecos vacíos.
Y.
De repente.
Nada.



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