Si hubiese llevado la cuenta de todos los kilómetros que recorrimos juntos, saldrían millones de distancias caminadas, sobrevoladas, por carretera, en tren, en barco. Y ahora, sobre losas milenarias que soportan el peso de mi cuerpo, vuelvo a empezar la cuenta de nuevo, desde 0.
Archivo de categoría: Deva (España)
Busco
Hay mañanas que busco entre cajas tus recuerdos. Entre sábanas de algodón arrugadas. Entre viejas fotos reveladas. Entre fuertes cafés aromáticos. Entre caminos pedregosos. Entre palabras dichas al oído. Entre risas cómplices. Entre caricias delicadas. Entre sabores japoneses. Entre copas de madrugadas. Entre melodías desacompasadas. Hay mañanas. En las que aún te busco, pero ya,Sigue leyendo «Busco»
Te seguiré adorando
Sigo adorando esta ciudad, aunque ahora la recorra sola. Sus malditas cuestas. Perderme en la calle Bulas. Tirar un palillo a la Virgen de los Alfileritos y rezar para que no caiga de pie. Reflejarme en sus calles nocturnas. Comerme una bomba en El Trébol. O un solomillo de ciervo en lugares perdidos. Asomarme enSigue leyendo «Te seguiré adorando»
Me gusta alargar…
Me gusta alargar, ese último trago de café amargo. El último paseo por Fuencarral. El último mordisco a la tapa del día. El último culín de vino de la copa. La última respiración de tus fosas nasales tras mi cuello. La última risa. El último abrazo antes de la despedida. El último beso. El últimoSigue leyendo «Me gusta alargar…»
Rosas
Colecciono rosas y las dejo secar olvidadas sobre mi mesa. Igual que olvido los nombres, las historias, y las personas que me las regalaron. Digamos que soy de memoria fugaz.
Entre diluvios…
Hay lágrimas, que se acumulan en el interior hasta que un día, se empiezan a condensar, en la piel a modo de sudor, por exceso de líquidos. Comenzando a brotar, como gotas de lluvia en una tarde de verano en plena tormenta. Y son, capaces de mojarte más, que un diluvio, universal.
Notas de Jazz
Deslizaste por el hueco de la apertura de mi larga falda, tus ágiles dedos. Y empezaste a escribir, en la piel de mi muslo, las palabras más bellas jamás escritas, sobre mi epidermis, erizando cada diminuto vello. Y sólo pude mirarte, acariciar tu cara, de niño travieso y seguir escuchando, aquellas, incongruentes notas de Jazz.Sigue leyendo «Notas de Jazz»
¿Y ahora, qué?
Y nos quedamos parados, allí, en las alturas del castillo de aquella ciudad amurallada, mientras un sol llameante se escondía entre nubes rosadas. “¿Y ahora, qué?” Me preguntaste con tu habitual picardía. “Ahora, nada” contesté con mi habitual frialdad. Y sin más, apoyaste tu nariz sobre mi pelo, besaste con dulzura mi cabeza. Y continuamos,Sigue leyendo «¿Y ahora, qué?»
Ciclos.
Eres como la nieve, que tan pronto la puedo agarrar entre mis dedos, fría cortándome la circulación, helando todas mis terminaciones nerviosas, como empieza a escurrirse mientras se deshace entre mis dedos formando charcos infinitos de agua bajo mis pies, evaporándose a las salida del sol de verano, volviendo, de nuevo, al ciclo del agua.
Gotas.
Un día, sin más, me negué, a que siguiese lloviendo, sobre mi corazón, y trasladé, las sutiles lágrimas, caídas desde mis ojos, sobre los pétalos, de las flores, que hoy, adornan, parte, de mi jardín.
Deshojamos
Ojalá, hubiesemos sabido, todo el daño, que nos provocamos, cuando acabamos, por deshojar, todas las flores, que con tanto ahínco, habíamos plantado, en nuestra, perfecta, falsa, rosaleda.
Sin más…
Un día, sin más, sin venir a cuento, como todas tus reflexiones filosóficas, me preguntaste, “¿Eres feliz?” Y me descuadraste. Rompiste todos mis esquemas, pensé un segundo, y dije, lo que cualquiera de nosotros diríamos, como respuesta salvavidas, “A veces si y otras, no tanto.” Simple, ¿no?
Nos quisimos tanto que…
Nos quisimos tanto que, no nos dimos cuenta, del día que empezamos a perdernos. Y a coger caminos diferentes. Y a separar nuestras manos. Y a dormir separados. Y a dejarnos de besar. Y a no podernos mirarnos a los ojos. Y a dejar de charlar abiertamente. Nos quisimos tanto, que perdimos, nuestras migas deSigue leyendo «Nos quisimos tanto que…»
Océano particular.
Hubiese parado el tiempo, en aquel preciso momento de silencio perfecto. Mientras tus dedos, distraídos, jugaban con los rizos de mi pelo dentro del agua de aquella bañera. En nuestro océano, particular. En el que fuimos, dos islas, sin explorar, que llevaban, tu nombre, y el mío.
Tejiendo
Nos encontramos pendiendo de finos hilos. Semidestruidos, llenos de cortes profundos. Toscos zurcidos, y errores innatos. Y comenzamos a crear un nuevo telar con nuestras fibras textiles. Creando, entre nosotros, el tejido perfecto en el que resguardarnos los días de temporal.
Vacíos madrileños.
Escribí los versos más triste jamás escritos, bajo la ácida lluvia de Madrid, en aquella terraza perdida, en un barrio de colores. Y recordé reflejos borrosos de nosotros. Migas de donuts en Fuencarral. Restos de cachimbas por Huertas. Cóckteles a medio beber en Génova. Abrazos muertos por Chamberí. Promesas imposibles. Ecos vacíos. Y. De repente.Sigue leyendo «Vacíos madrileños.»
Vive
Ríe. Corre. Vuela. Grita bajo la lluvia. Alza los brazos y baila. Saborea manjares. Cata los mejores licores. Descubre los mejores amaneceres, al salir de aquel antro perdido. Recorre cientos de kilómetros, sólo por verle o por verla. Abraza sin un motivo. Besa hasta que te ardan los labios. Destroza almohadas, en guerras de plumasSigue leyendo «Vive»
Recordar, recordándote
Entre calles de Madrid, alzo la vista al cielo, observando, un enratado de ramas vacías. No recuerdo, tu recuerdo. Ni mis recuerdos. Ni tu voz. Ni tu olor. Ni tus ojos. Ni tus labios. Lo borré todo, a base de alcohol. Llenando bañeras de lágrimas. Mientras me ahogaba en ellas. Entre lánguidos gemidos agónicos. NoSigue leyendo «Recordar, recordándote»
Sóplame fuerte.
Sóplame fuerte, como el diente de león, con el que jugueteas, entre tus dedos. Deshaciéndome, en miles de semillas, que vuelan alto. Transportadas, lánguidamente, entre tu aliento. Moviéndose, al ritmo, de tu respiración. Y poder llegar, así, un día, a tierra, firme.
Ojos
Hay ojos que ocultan tantas verdades, como abrazos no dados, como palabras no dichas, como caminos no recorridos, como te quieros no pronunciados, como pasos no dados, como lágrimas no derramadas, como besos no dados. Hay ojos y ojos. Y luego … están los tuyos.
Guardo.
Guardo. Guardo tus risas, entre mi boca. Guardo tus caricias, bajo mi piel. Guardo tu sueño, en mi regazo. Guardo tus abrazos, En mi pecho. Guardo tus besos, entre mis labios. Guardo tus palabras, en mi mente, para cuando no estés, poder recordarte. Simplemente, cerrando los ojos, y sentirte. Entero. A. Ti.
Inúndame.
Inúndame de abrazos, de los que te cortan la respiración. Inúndame de besos, de los que te destrozan los labios. Inúndame de caricias, de las que recorren hasta el último milímetro de piel. Inúndame de palabras, de las que te embriagan. Inúndame de hechos. De los cotidianos. De los inusuales. De los prohibidos. Inúndame deSigue leyendo «Inúndame.»
Inocente
Me declaro inocente, de enredar mis dedos entre tu pelo. Inocente, de decirte palabras subidas de tono, no aptas para todos los oídos. Inocente, de acariciarte donde nadie más llega. Inocente, de recitarte versos inconexos mientras nuestras lenguas tartamudean entre besos. Inocente, de mojarte el alma entre susurros. Inocente, de devorarte como el mejor platoSigue leyendo «Inocente»
Maletas
Cargo siempre conmigo una maleta, repleta de besos y versos, de caricias y juegos, de palabras y susurros, de abrazos y cosquillas, de libros y letras. Y que al abrirla, salga todo disparado, como una explosión salvaje, quedando esparcida, por los rincones, toda mi esencia, allá, donde, vaya.
Tu latido.
Podría diferenciar tu latido entre millones de sonidos. Único. Acompasado. Pausado. Al son de tu respiración tranquila. Podría reptar hasta tu pecho, igual que lo hace un recién nacido, hacia el corazón de su madre nada más nacer, yendo, hacia el “bum bum” acompasado, de tu corazón insaciable. Y quedarme ahí, en silencio. Sobre ti.Sigue leyendo «Tu latido.»
Fuimos.
Fuimos lo que fuimos. En aquel preciso momento. En aquel viaje entre obras de arte. En aquel restaurante comiendo delicatessen. En aquella puesta de sol. En aquella playa comiéndonos a besos. En aquel concierto cargado de cerveza. En aquella exposición. En aquel día de lluvia corriendo entre coches. En aquellas duchas eternas. En aquellos abrazosSigue leyendo «Fuimos.»
Ahuyentando monstruos.
Llueve sobre mi cara, alzo la vista al cielo, no es agua, sino tus saladas lágrimas. Y yo, las seco con mi pelo, redimiéndote de tus errores, perdonándote sin palabras, absorbiendo con mis besos, millones de gotas cristalinas, que brotan de tus ojos, como manantiales salvajes. Soplándolas. Ahuyentándolas. Para que se vayan lejos, de tuSigue leyendo «Ahuyentando monstruos.»
Escribo
No escribo para ti, ni para el otro, ni para el de más allá. Escribo por, y para sentir. Para llegar, para plasmar, para transmitir. No escribo para ganar, ni para posturear. No escribo perfecto, no soy escritora. Escribo para expresarme. Escribo a fotos, a obras de arte, a gente desconocida, a instantes capturados enSigue leyendo «Escribo»
Tus besos me saben.
Tus besos me saben. Me saben a helado de menta, a chocolate recién fundido. Me saben. A nieve que se deshace en mi boca, a lluvia que cae del cielo. Me saben. A cereza recién cogida del árbol, a mango recién cortado. Me saben. A castañas asadas, a frutos secos. Me saben. A chupa chupsSigue leyendo «Tus besos me saben.»
Salvada.
Camino de puntillas, entre recuerdos que cortan como cuchillas, como cristales rotos. Alfombras enteras. Infinitas. Que no me llevan a ningún sitio. Sabiendo que al final de mis sueños, está tu mano, a la que me aferro, la que siento cómo me deja caer. Despacio. En silencio. Desplomándome sobre ellas. Cortándome en mil pedazos. CierroSigue leyendo «Salvada.»