Cuando llegaron al tercer planeta del remoto sistema solar, su esperanza fue inmensa. Minutos más tarde aterrizaban en medio de una de las ciudades primitivas.
Apenas bajaron de la nave, su esperanza se diluyó ante la visión de millones de hombres solitarios, pesarosos, deprimentes.
Fue la figura de una mujer al fondo lo que les trajo de nuevo la esperanza para la propagación de su especie. Ahora la cuestión era, ¿cómo raptarla sin crear otra masacre interestelar?




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