Te escabulliste,
un buen día, de improvisto,
haciendo ruido,
y marcando el terreno.
Y te fuiste,
sin escrúpulos,
sin miramientos,
solo el adiós compartido
y un icono de ironía,
en el muro de las lamentaciones.
Y la razón de tu huida,
de tu sutil misericordia,
de tu palabra maldita,
de tu historia fatídica
y de tu promesa incumplida,
todo es público y notorio,
ante los amigos virtuales,
seguidores del incordio.
Sí, se terminó lo que se daba,
y se rompió de repente,
sin esperas, sin bagajes,
solo pedazos y silencios,
penumbra y sinrazones,
piedad atormentada
y un móvil desecho
sin cobertura,
sin intenciones.
Y en la mesilla de noche,
sin batería, sin aspiraciones,
internet se cruza en el camino,
socializando tu despedida,
dando pábulo a los rumores,
y haciendo eco por las esquinas
del mensaje contrariado,
viral respuesta sustraída.
Te fuiste, lo sé
lo supo todo el mundo,
aquel día, por la red.
Bonitas palabras que reflejan una horrible realidad ¡Me encantó!
Te invito a pasar por mi blog y leer los versos que he escrito. Un saludo 🙂
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Gracias Álvaro, me alegro que te haya gustado. Visitaré tu blog. Igualmente te invito al mío y así nos leemos. Un abrazo
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Hola José Carlos.
Un bonito poema.
Siempre le das tu toque personal a todo lo que escribes.
Un abrazo.
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Gracias Mercedes por tus palabras, siempre dándome ánimo para seguir escribiendo. Un abrazo
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Gracias amigo. Tienes toda la razón, el mundo virtual es absorvente y se producen estas situaciones. Lo mismo conocemos a gente virtual que nos dejan de esa manera. Un abrazo
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