La desgracia sabor a miel,
el veneno sedante para mi piel,
son aquellos labios sanguinarios,
son aquellos ojos rutinarios.
Un fracaso con tremenda victoria,
una satisfacción tortuosa,
son aquellos besos atiborrados,
son aquellos cuerpos usufructuados.
La melancolía dulcemente fascinante,
el masoquismo glorificante,
son aquellos silencios ambivalentes,
son aquellos roces clementes.
¡Precioso!
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MUY BUENO
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Hermoso!
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