¿Adiós?

Hace tiempo comprendí que los finales felices no existen. Hace tiempo aprendí que no se me daba bien empezar ni acabar los cuentos. Pero hoy, ya no le echo la culpa al cuento, sino a que ese final feliz del que todos hablar es pura ficción. ¡Tonta de mí!, pensaba que lo bonito del amor era besarte, ver tu sonrisa cada día, ver cómo me hacías sentir sin puntos suspensivos y sin dudas de por medio. Aprendí a soñar, a soñarte y a no cumplir nuestros sueños. Dicen que las historias que nunca terminan deben ser páginas en blanco de una libreta que nunca queramos terminar. Pero hoy, nuestra libreta está hecha cenizas, las mismas cenizas que se cargaron mi esperanza de seguir contigo. ¡Maldita esperanza!, parece que ella y tú sois las únicas que jugáis con mis ilusiones. Pero oye, que no te guardo rencor y ni estoy enfadada contigo, es más, te echo de menos. Echo de menos tiempos pasados en donde el futuro se niega a volver a verte. Que grité a los cuatro vientos lo mucho que te quería, y lo grité ¡eh!, aunque no me creyeras capaz. Siento que esto terminara así, espero que aunque solo fuera un haz de luz en tu inmensidad, hayas tocado un pedacito de cielo conmigo. Por muchos problemas que hubieran venido, yo habría escrito un nuevo libro contigo. Sin lugar a dudas. Sin pensarlo. Con todo en mi contra. Porque cuando quieres de verdad a alguien, hasta sus defectos te parecen rosas en primavera, pero espinas en las despedidas. Ayer hubiera movido tierra, mar y aire tan solo por estar contigo. Pero te fuiste. Y hoy, mi tierra, mar y aire están en calma conmigo, aquí esperando que algún día, alguien los revolucione otra vez. Creímos ser un eclipse y sin embargo no conseguimos llegar al sol. Tal vez sea mejor así. Sé que es triste pensarlo, pero más triste es sentirlo. Solo me quedan tus recuerdos, tus abrazos rotos, tus dudas a medio latir y tus insomnios cada madrugada. Y yo ahora solo quiero vivir, olvidarme de ti y de mí, olvidarme de nosotros, borrar nuestros recuerdos y olvidarme de tanta soledad. Esa soledad que me llora cada noche. La misma soledad que hace uso de nuestros recuerdos para hacerme sonreír a las 6 de la madrugada pensando en ti. Porque a veces me rindo a olvidarte, el dolor es tan fuerte que acabo rindiéndome para no seguir llenándome de cicatrices. Hoy te diría adiós, mañana un hasta luego, y pasado te esperaría en el banco del parque de siempre. Es hora de irme a dormir, la nostalgia tiene mala costumbre y últimamente está muy revoltosa.

PD: Si ves que últimamente llueve, no te preocupes, no soy yo, son los besos que nunca nos llegamos a dar o los viajes planeados que nunca llegamos a hacer juntos. Pero no te preocupes, que después de la tormenta siempre viene la calma. O eso dicen.

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11 comentarios sobre “¿Adiós?

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