Cegados por el momento,
no nos dimos cuenta de que nos queríamos
en planos diferentes.
Yo navegaba por el mar de los sentimientos
y tú caminabas por la amplitud de la estepa física.
Avanzamos constantemente hasta que los encuentros
se hicieron desencuentros
y acabamos como dos lobos solitarios
que habían vivido historias paralelas
dentro de un amor en tránsito.
Ilustración por: Rubén Morral ©



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