
Mujer,
desde la cuna del tiempo ya surtes
de un inclemente venero de quebrantos,
y como agua sencilla y triste te despeñas
a la certidumbre del golpe y la mancilla.

El tiempo, preñado de zozobras, te condena.
Hoy, este amanecer, como todos,
para ti alborean el temor y la desdicha
para ti se crispan el gesto y la palabra.

Un reguero de penas te persigue,
un empellón cobarde te aguarda,
sobre ti se ceban y acumulan
el golpe, la injuria, la asechanza.

Mujer,
marea de sangre generosa,
llaga que nunca se cierra,
regazo, mano abierta,
tabla de náufragos, rompeolas,
pan del mendigo, alegría,
gavilla de besos y lágrimas,
bálsamo, canción de cuna.

Para ti sola retumben
todos los instrumentos cósmicos,
planetas, soles y galaxias.
Regimientos de nubes blancas
tracen en el añil tu rostro,
mares, valles, cordilleras,
te sientan en sus entrañas.

Avenidas de canciones,
muchedumbres de flores,
explosión de manantiales,
eriales verdecidos,
vendavales risueños,
amables nevadas,
mansas hecatombes
aparezcan a tu paso.

Ópera de meteoros:
tormentas, truenos,
auroras boreales,
relámpagos, rayos,
tempestades de centellas,
centurias de arcoiris,
y conjunción de eclipses
celebren tu llegada.

Por ti,
madre, compañera, hija: mujer,
solo por ti.
Las mujeres cállense en las asambleas; que no les está permitido tomar la palabra; antes bien, estén sumisas como también la Ley lo dice. Si quieren aprender algo, pregúntenlo a sus propios maridos en casa; pues es indecoroso que la mujer hable en la asamblea.
BIBLIA DE JERUSALÉN. Primera epístola a los Corintios 14: 34-35
Yahvé dijo a Moisés: Di esto a los israelitas: Cuando una mujer quede embarazada y tenga un hijo varón, quedará impura durante siete días (…) Si da a luz una niña, será impura durante dos semanas…
BIBLIA DE JERUSALÉN. Levítico 12
Pero aquellas cuya rebeldía temáis, amonestadlas, no os acostéis con ellas, pegadles; pero si os obedecen, no busquéis ningún medio contra ellas. Allah es siempre Excelso, Grande.
CORÁN. Sura 4:34
Fedra: (…) Mi acción y mi pasión, bien lo veía, eran infames; y a más, sabía que era mujer, ser odiado por todos.
EURÍPIDES. Hipólito



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