Dime que es fantasía y no amor
lo que me late dentro,
dime que es momentáneo
y no fuego
lo que se escapa entre mis dedos.
Dime que eres fugitivo
de unos brazos que no quieres,
que no eres capaz de saltar océanos,
pero puedes volar sin alas
si hay una risa de por medio
y esa carcajada acostumbra a ser la mía.
El cielo grita luz
y se desbordan
las emociones de la nube que un día
fue abrigo.
Iluminan algo más que las farolas,
reconocen que no son suyos
los versos,
pero que si se trata de vivir
serán voluntarios el máximo
de latidos.
Y si se trata de escribir,
primero que nos parta el rayo,
que ya después,
a trozos,
intentaremos reconstruirnos.
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