Levanto mis ojos al cielo,
me salpican los restos de luna
que le han sobrado a la noche.
Respiro los colores en suspenso
del único amanecer que tendrá este día.
Sonríen los trinos, borrachos de Vida.
Me dejo arrastrar por las olas
del momento irrepetible;
lleno mi cesta de instantes y sensaciones.
Se ensanchan mis pulmones en cada inspiración;
buscan hueco en mi alma, que se expande
al ritmo del universo
en su incesante peregrinación hacia la infinitud.
Sin límites, sin dualidad,
una con lo Eterno.
Rebosante de preguntas, ebria de misterios,
expectante, entusiasmada,
levanto la mirada.
Me salpican los restos de luna
que le han sobrado a la noche.
Agradezco.
Alzo mis ojos al cielo,
me salpica mi reflejo,
tan mío como cada nueva madrugada.
Amanezco.



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