Sigue tu olor en la casa,
tu calor sigue en mi cuerpo;
aún flotando tu recuerdo
por encima de mi cama.
Sigue tu hueco en mi alma,
tu ausencia rota en los espejos,
el último de tus besos
mantiene en mis labios su llama.
Tu piel se mantiene intacta
bajo la yema de mis dedos;
mis ojos, ya nunca secos,
siguen soñando tu cara.
Pero ya avanza la nada
mientras me alcanza el invierno;
mientras tú te llevas lejos
los restos de mi esperanza.
Ya queda vacía la casa,
y vuelve el frío a mi cuerpo;
ya se evapora el recuerdo
congelándose mi alma.



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