Crucé los dedos
para no perderme
en tanta gente
en tanto mundo
en tanto ruido
y me perdí
crucé los dedos
para no romperme
para no quedar deshecha
con el viento a contracorriente
y me rompí
crucé los dedos
para no caerme
en tanta trampa
en tanta mentira
que nos venden disfrazada
y caí
caí tan torpemente
y me rompí tan bruscamente
que al partirme en trozos
me perdí
pero al perderme
no quedó de otra
que volver a armarme
que volver a hurgar
entre los trozos
y hallar el hilo
para conectarme
y crecí tanto
que dejé de temerle
a la equivocación
y la hice mi bandera
porque me ha enseñado
que cuanto más erras
después más alto vuelas
entonces dejé de temerle
al llanto
a la decepción
a la pérdida
a la herida
y cuanto más me dolía
yo sabía
que de su propio surco
yo renacería
y ahí crecí.



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