Harta
de hablarle a oídos sordos,
de querer acercarme y no hallar tu mapa,
de rogarte un tiempo y recibir milésimas de segundos,
de arrancarle risas a tu apatía.
Harta
de que seas en mi naufragio ancla,
de pintarle estrellas a tu cielo que no permite mis alas,
de quererte y recibir nada.
Harta
por eso te digo adiós.



Replica a Valeria R. Cancelar la respuesta