Esmeralda
en la superficie de tus dedos
se mece el precipicio
sobre mi cuerpo
el impulso a las caídas libres
una y otra vez
una y otra vez
el vértigo que provoca
tu boca
ya saciada de mí
Esmeralda
no renuncio a tu recuerdo marchito
te mantengo prisionera
deslizándote por cada ángulo de mi ser
como el cubo que rebota sin escapatoria
en la pantalla de mi ordenador



Deja un comentario