“En el principio era el Verbo,
y al Verbo lo mataron los puntos finales”.
El verdugo
Al final,
cuando todo es ulular de vacíos,
solo quedan las palabras,
que escapan
entre las rejas de lo imposible.
Al final,
cuando el final no ha hecho
más que empezar,
el viento huye por las rendijas
de la deconstrucción.
Al final,
cuando parece que todo
es un pretérito imperfecto de mierda,
lo imperfecto se viste de necesidad
y el escaparate, de sonrisas.
Al final,
cuando lo falso es bocanada de oxígeno,
y la vida un sueño
de pájaros con plumas sintéticas,
los espejos escupen dióxido de carbono.
Al final,
cuando el teatro mágico
“solo para locos”
demuestra que estabas en lo cierto,
los escombros se derrumban de verdades.
Al final,
cuando todo era mentira,
cuando todo eran principios
sin finales,
cuando todo era silbido
que rechina,
cuando todo eran esperas
para nada;
cuando mires y no veas
el final…
Ahí,
pon ahí el punto,
el final,
el se acabó,
el que todo lo resume,
el que solo es el final
de un simple párrafo,
de una frase,
de una historia.
Porque al final,
los finales no son más
que una convención gramatical
que tú no decidiste.
Romperás las reglas al final
por distinguirte
del común de los finales.
Muy bueno, Ana!!!
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Mil gracias por pasarte… Un abrazo.
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Magnifico! Y qué ritmo. Muchas gracias y un saludo.
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Gracias, compañero, por pasarte y comentar. Un placer empezar a seguir tus escritos. Saludos.
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Muy bueno y muy original compañera!!! Me encantó.
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Gracias, Carlos. Me encanta que te guste… Un abrazo.
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