Cada quién se enamora de algo distinto.
Algunos, como yo, se enamoran de las historias,
del momento perfecto y del apego que éstas tienen
a lo que uno cree que es el destino, el puro azar.
Otros se enamoran de espejismos,
de imágenes que reflejan a esa persona inolvidable.
Se enamoran de arquetipos y modos
del ser que jamás han podido olvidar.
Y hay quienes se enamoran y se engañan,
creen que el amor será la solución,
la escapatoria de otras cosas no relacionadas.
Y tanto esperan del amor que terminan decepcionados.
También están los que se enamoran de la apariencia,
del cascarón y la envoltura y creen que es todo,
sienten que se refleja lo de dentro hacia afuera
y, muchas veces, reniegan de no estar en lo correcto.
Y hay quienes se enamoran y se obsesionan,
se refugian en el miedo y temen perder la bendición.
El ego se siente poseedor y dueño de algo
que jamás será suyo, de un pacto quebrantable.
Y, raramente, existen quienes se enamoran de verdad.
Entienden sobre el tiempo y la paciencia y el perdón.
Eliminan su «yo soy» y hablan de momentos compartidos,
vivencias, la magia del respeto y la reciprocidad.
10/03/19
Magnifica entrada y precisa definición en donde el amor seduce, según de que se trate. Y espectacular el aprouch final…siempre el maldito “ego”, agazapado solo para destruir. Un abrazo.
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Muchas gracias por apreciarlo. Sí, así es. Siempre está el ego destruyendo la bondad que aparece frecuentemente en nuestras vidas y no nos deja verla. Un abrazo.
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Es como una descripción de todo lo que yo he pensado sobre el amor…
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Sí, es todo lo que he visto del amor también.
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Me ha parecido genial. Gracias y un saludo.
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No, gracias a ti por apreciarlo. Un abrazo.
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