Un aire desconocido puede despertar el alma.
Una mirada robada, casi por casualidad,
puede convertirse en tesoro, durar por la eternidad.
Hay calles que serán siempre una forma de volver,
hacer un viaje en el tiempo hasta la primera vez que,
inconsciente de la trascendencia de ese simple recorrer,
viviste alguna experiencia grabada a fuego en tu sien.
Hay ojos que, por más tiempo que pase, jamás dejarán de ser
ventanas a nuevos mundos, oasis en tus desiertos.
Son esas cosas sencillas, cargadas de unicidad
las que harán singular tu vida, tuya y de nadie más.