Somos el recuerdo de una noche tardía,
en la que me mirabas y me decías
todo lo que alcanzarías.
Fuimos la esperanza de un mejor mañana,
mientras en rutinas bailaba nuestra alma.
Somos el tiempo hecho canas,
y la antología de un Dios que vigilaba,
mientras tú, vida mía, te alejabas con melancolía.
Yo pensaba que a eterno llegarías.
Fuiste la muestra del amor en el que no creía,
y cuando llegaste a mi vida,
tus pequeñas manitas, mi tacto pedían.
Te fuiste antes de lo que yo quería,
y hoy me pregunto,
si la esperanza de tu regreso,
resuena todavía en el cielo.