A mi abuelo y abuela; Juan Brizuela y Constantina Gualtieri.
Su viaje jamás será olvidado.
Un abrazo, un beso, un adiós.
Un abrazo, un beso, un adiós.
Bastó solo una bocanada
de aire puro en la piel
reseca de sudor y hedor
a sal fina y compleja.
Imposible de quitar
al viento de la boca reseca
y quebrada por tanto
caminar entre las rosas.
Un abrazo, un beso, un adiós.
Un abrazo, un beso, una despedida.
Ni buenas, ni malas dijo la abuela
que a los lejos miraba y se despedía.
Espera en las noches,
la soledad, taciturna y
sagaz como el viejo perro
en las blancas horas de invierno.
Viejo viajero de las nocturnas
vías del tren; senderos de
aluminio y pastizal.
Angustias venideras
y vientos del sauce local.
Un abrazo, un beso, un adiós.
Un abrazo, un beso, una despedida.



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