Demasiado tiempo perdido
besando labios equivocados
por intentar encontrar
lo que ella consiguió despertar
sin ni siquiera rozarlos.
Desde ese día vivía en sus estrellas
sin temor a la fugacidad de las mismas.
Me mudé a su sonrisa.
Y bailaba en sus labios
sin miedo a la posible caída.
Porque yo era una puta loca enamorada
del precipicio de su boca
y no temía morir
porque ya había encontrado el éxtasis.
Y a su lado me di cuenta,
de que hay personas que son Cielo.
Pero tras su paso aprendí,
que ni siquiera el Paraíso es eterno
aunque lo cuides.



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