Tocaste a la puerta del infierno, Aquella noche del jueves Sumido en tus recuerdos, Te sumergiste en la tormenta, Jugaste con fuego, Te quemaste la piel.
Quisiste habitar lo inhabitable, Tocar lo ajeno, Tener lo imposible, Y sumergirte en lo profundo De este inframundo
Pero desataste la peste, Liberaste el miedo, Lo convertiste en deseo Tú, El alfarero piel canela De alma negra.
Moldeaste con tus manos, Este cuerpo, Te sometiste y quisiste Lo que no debías, Y te nombraste el diablo Por el tiempo que podías.
Y te arrodillaste, Tocaste el cielo, Bajando al infierno Y navegaste, En el mar mojado Para encallar en los orgasmos.
Y te disfrazaste, De cicatrices abiertas, De amor a medias, De caricias externas Y de besos robados. Y te convertiste
En el amante pasajero, En el cuerpo no olvidado En el tiempo compartido, En la trampa del destino.
Lo más importante es saber atravesar el fuego…
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