La luz de la hoguera se disipa al amanecer y aquel encuentro no fue más que un suspiro en la brisa del océano. ¿Cuántas miradas están ocultas en el hogar de la memoria? La luz del día sucumbe ante la oscuridad pero la dulzura del instante quiere subsistir. El llanto de la noche reclama el instante perdido mientras las cenizas del pasado son disipadas entre las horas que desaparecen. Esa llama se apagó en el devenir incesante, a través de la distancia el viento arrastra la verdad y el destino.
La levedad del instante
