en estos días
de piel opaca
conjugado mi ser a ventana
que nombra a lo inmóvil
familia
bordeo con mis dedos
el intento de redondez de un melocotón
aprieto
muerdo
desgarro
la pulpa que atestigua por vez primera la luz
con la música de fondo
la distraigo del silencio
del horror
mientras la devora
el mar amargo encallado en mi mandíbula
y aspiro
como un animal sediento
una y otra vez
sus atardeceres
hasta que le devuelva
a mi memoria
su sabor

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