No sabría decirte
dónde guardo los besos
que nunca me has dado.
Las fotografías,
tu ropa,
tu olor,
el sonido de tu voz.
Todo, formando parte de un entramado
de pesadillas intermitentes,
soltadas al aire,
rebeldes sin causa,
vagabundas de mi calle.
No sabía decirte
dónde las guardo,
si formaron parte de las espinas
de una rosa por fin muerta,
o si fueron raíces de un árbol
que ya no existe.