El primer brote fue algo doloroso,
fue salir y ver luz
sentir la cálida luz,
pero no toda luz es cálida.
Después vinieron las primeras tormentas
ellas dolían más.
El aire no siempre golpea con suavidad,
vientos fuertes que si los dejas
te llevan lejos.
La calma…
y de nuevo, caer,
caer para volver a nacer.
Mi tallo
ya está firme y fuerte,
ya no le temo a las tormentas,
me gusta que la lluvia me moje
y me encuentro bajo cada rayo
que llega a mí.
Broto,
sigo brotando, estoy lista
para comenzar a florecer.