Un grito, y se acabó.
Subía, se multiplicaba
Nuestra voz;
Y al final de la escalada
Un grito fue pegado
Que todo lo silenció.
Se instaló un silencio sonoro,
Cacofónico, doloro,
Que dice mucho más
Que el más largo hablar,
Que grita mucho más
Que el más alto gritar.
¡Pobre de mí!
En esta doméstica violencia
Yo fui el criminal
Que cometió la demencia
De ensuciar su labial
Sonrisa con enojos,
De amarla tan mal
Que ahogaba sus ojos
En agua lacrimal…
¡Oh, pobre de mí!,
Qué violencia verbal,
¡Qué crimen pasional!
¡Yo torcía su boca
Con mi boca
Indolente!
¡Yo enfurecía su voz
Con mi voz
Insolente!
Maltrataba su corazón
Con mi corazón
Inconsciente.
Su respuesta a tal trato,
Puesto que nos había yo encarcelado
A una cadena perpetua del maltrato,
Fue, a su vez, maltratar
Y pegar, de repente,
Un grito
Fuertemente.
Poema publicado en Seis vértebras: Antología para una Generación Nova,
obra coordinada por H.B.M. y publicada por Ediciones en Huida (2019).
Excelente….¡Una denuncia a la aberrante y repugnante violencia de genero! Un cordial saludo.
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