Me ha recogido un silencio
propio de un amante descorazonado,
y me he visto reflejada
en su estrecho regazo.
Me ha cuidado como una madre
y ha comprendido a la primera
que los defectos también son
los que llegan a construir
a la persona que somos.
Me ha recogido un silencio
que no es patria de nadie
y me ha ayudado a escucharme
por mucho que odie mi voz.
Me ha reconocido como un viejo amigo
y he comprendido a la primera
que vivir en paz con el resto
también implica una guerra con uno mismo.
Me ha recogido un silencio
y hoy mismo de él me he despedido.
No se ha ido, pero se ha escondido.
Sé que volverá,
sé que volverá.