Cuando el último destello extiende sus alas sobre la tierra
y los últimos rayos luminosos se pierden más allá del horizonte,
un espeso manto cubre los campos de penumbra
y el brillo de la luna permanece oculto
esperando la llegada de la noche.
Cuando los ríos celestes comienzan a surgir
y las nubes bajan para tocar el aire,
una húmeda brisa recorre la llanura
con un leve murmullo que rompe el silencio.
Cuando el rosado terciopelo que une el cielo y la tierra
se degrada en profunda oscuridad,
la tarde expira su último aliento.



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