-Cierra los ojos.
Prestas atención al sonido equivocado. Esa brisa en la montaña es más escandalosa que el tren.
Concéntrate en lo que ves; la pradera, las flores. ¿Y si te bajas en la siguiente estación y cazas un diente de león? Un instante, un soplo. Un deseo.
-Cierra los ojos.
¿Qué es lo que más quieres en este momento?
No importa qué tan fuerte lo haga, al abrir los ojos volveré al calor del día, la armonía del suburbio y el autobús con ruido de locomotora. No todos los deseos se cumplen.
Algunas pesadillas tampoco. Cierra los ojos.