Como dijo una Mujer,
escribir es el Arte de conectar con el Alma
porque no lo haces con el ego
sino con el corazón de una forma mecánica.
Suele resultar complicado abrirlo;
de no usarlo, se ha oxidado como las cuerdas de mi guitarra,
pero, si insistes,
en una hoja en blanco te plasmaré mi palabra,
la que nos libera
de la desesperanza.
Este es mi mayor acto de conexión conmigo misma,
casi al mismo nivel que menstruar
o cogerte de la mano
[y husmear tu olor y tu risa].
Sentí miedo a plasmar lo que siento:
estaba viendo monstruos donde no los había
pues este folio níveo
con brazos cruzados espera mi tinta.
Le pregunté al poeta si no temía que sus musas supieran de su creación
y me dijo que muchas historias solo fueron verdad en su mente;
en cuanto a las otras, que tiene el derecho a contarlas como las sintió.
[Y me convenció].
Ya no tengo miedo.
Si te encuentras en estas letras, enhorabuena:
Tienes un nuevo hogar, además de haberte convertido en inmortal
y de observar un espejo frente a ti.
Porque mis letras son tu apellido,
soy yo,
son mis influencias –las que tengo y las que quisiera alcanzar-,
es mi rabia,
es un sueño
o una realidad.
Aunque no sé nada,
solo sé que soy yo cuando escribo
pero a veces un bolígrafo puede poseerme tanto
que desatiendo mis obligaciones
y escribo canciones y eso está mal
porque aprendí que en la pasión hay juicio
y en la motivación un exceso de carencia de otros vacíos
y todo es correcto
si hay un equilibrio.
Pues en mi báscula están mis cuadernos,
tus labios
y el flamenco,
mi hermano amarrando mi mano
para conciliar el sueño,
y un poquito de meditación para no dejarme llevar
por el desenfreno.
Sangre como tinta,
papeles como cáliz;
tu boca como la máxima Santidad…
y nada más.
El acto de escribir es todo esto para mí
y, aunque no sé nada,
solo sé que soy yo
cuando escribo.
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