Un taxista sin deseos recoge las maletas,
murmura burlas sobre mí
nunca seré bien recibido
más allá del altiplano.
La noche se traga los ruidos
de una carretera que se tensa al horizonte.
Mis deseos de mirarte fijo,
de lamer tu superficie,
de respirar tus vapores,
tendrán que esperar.
Abandonamos la principal
nos adentramos en una trocha cualquiera
mi mente se hace fango
y mi corazón un vacío
y todo lo que percibo ha sido ya vivido.
El taxista sin deseos se detiene por fin
en un lugar cualquiera de la noche cerrada.
Abro la puerta como frente a mi casa
y el golpe al olfato me noquea
mis pies requieren firmeza
pero se hunden con horror
este suelo no me aguanta
de seguro me va a engullir.
A lo lejos un rugido
de animal feroz que jamás he conocido
en su furia escupe espuma
y traga toda la tierra.
Me acerco caminando
como ciego en mundo nuevo
y con el pecho al rojo vivo
se erige justo frente a mí
un infierno gris
que se levanta desde el horizonte
dispuesto a atorarse
con mi pequeña humanidad.

¡ Muy buena entrada ! Con una combinación de recuerdos. dolor y rabia…Un cordial saludo.
Me gustaLe gusta a 1 persona